Barranco de Caldarés

Vistas desde la punta Cucuraza

Vistas desde la punta Cucuraza, para el otro lado. Si, es el otro valle, si.

Total, que subimos, vimos el valle desde arriba, vimos la pista de mountain bike de la foto de arriba (si, es el otro lado del valle) y nos bajamos para abajo, volviendo a intentar encontrar el barranco, totalmente sin éxito, pero jareando otro mogollón y dando un pirulo de los buenos buscando de nuevo la senda. En fin, que llegamos a la furgo, y tiramos para Baños de Panticosa a hacer el Caldarés. De la subida y bajada aprendí que hay que adaptar las ganas la situación real, y que lo importante no es llegar, sino pasarlo bien. Además tengo que trabajar más el tema del gigaencabronamiento automático que me surge a veces. También es que lo de cargar con 100 metros de cuerda, el neopreno y los archiperres desgasta.

Croquis sacado de barranquismo.net

Total, que carretera y manta, y nos fuimos a Baños de Panticosa. Desde Panticosa a baños no se tarda mucho, eso si, no estábamos preparados para el apocalipsis de gente que allí había reunida: el Parque Sindical era poco comparado a como estaba la pradera del balneario, aparcamientos y demás. Total, que dimos un poco de vuelta y conseguimos aparcar en un llanito asfaltado la mar de bien. Comemos algo que estábamos fundidos de la aproximación del Ferroniás, y tiramos a buscar el inicio del GR-11 para que no nos pase como antes. Localizado y visto, nos vamos a por las cosas y al lío, que no queremos que se nos haga tarde.

El salto de Bozuelo

Cuando le pregunté a Dani por los barrancos, me recomendó unos cuantos (muchos se nos han quedado en el tintero para el próximo viaje) entre ellos, el Caldarés, uno que era "cañero". Este barranco tiene bastante caudal, y aunque las pozas no cubren, el agua pega fuerte y hay que tener cuidado. Los dos accidentes más característicos son la Rampa de Bozuelo, casi al empezar el barranco, y el Salto del Pino, casi al finalizar. La rampa de 35 y el salto de 30. Así que hay que tener cuidado, e ir eligiendo las reuniones si quieres ir por lo seco o meterte en el caño, que pega. Nosotros empezamos ya sabiendo esto desde el prado de Bozuelo, así que vamos con cuidado y mirando los resaltes y los saltos hasta llegar a la cabecera de la rampa.

La rampa, que luego no parece tan fiera

Una vez en la rampa, vemos que hay dos instalaciones. Una cutre en la derecha orográfica desde un pino pequeño con cintajos, y otra con spits a la izquierda que tiene buena pinta, y parece que evita el caño. Error. La de la derecha es la de seco, como nos enteraríamos mas tarde. Baja Bea de primero y sufre un poco lo suyo hasta que consigue ver como se hace el cruce de vena, ya que baja un caño bastante potente y arrastra. Una vez cruzado, se baja por unas gradas (por donde va el seco) que evita el tobogán de abajo, donde se supone que vas a la poza que sifona. Bajo después, recuperamos la cuerda y decidimos esquivar el rapel del sifón, más que nada porque donde parece que está la instalación hay bastante movimiento; aunque luego al verlo desde abajo vemos que realmente el paso sifona por la izquierda orográfica, asi que precaución. Dani me confirma después que no hay casi succión y que no cubre... pero a vista decidimos escaquear el paso.

El puente nuevo y las pozas bucólicas

Seguimos por unos rápeles mucho más sencillos hasta que la cosa tumba relativamente y hacemos un rapel cortito bajo un caño, que nos lleva a la zona del puente y las pozas ... nos vamos acercando al mirador del pino, donde está el salto más característico del barranco.Aquí decidimos darlo por el seco, que es el pino que está a la derecha del mirador (se ve fácil). Desde aquí, 30 largos nos dejan abajo; ojo que abajo da el agua, hay unos troncos y salir requiere moverse por rocas pulidas y resbalosas, así que cuidadín.

El rapel del pino. Mucha mandanga, un solo punto.

Una vez aquí, tiramos para recuperar la cuerda .... pero oh fatalidad, hice un nudo en la punta para evitar salirse... y no lo quitamos. Así que el ocho se bloquea en el maillón, y me quedo con la cuerda de 60 bloqueada. No pasa nada, porque siempre llevamos cuerda de más (cosa que siempre hay que hacer, aunque pese en la mochila) además, en este caso, no hay escape desde aquí hasta que se sale por abajo (y queda un rápel). Así que seguimos sin más problemas, hasta hacer el último rápel de un spit oxidado y una cuerda rodeando un bloque.

Último rápel

Sin muchos mas problemas llegamos al comienzo de la senda del GR-11, así que me quito las cosas y subo a por la cuerda. En 15 minutos estoy de nuevo en el mirador, recupero el material y bajo por el camino sin más complicaciones. Total, otros 30 minutos.

Desde la salida del barranco (GR-11)

En resumen: un barrancazo, hay que prestar atención al caudal, aunque cuando lo hicimos nosotros no lleva demasiado, pero hay que verlo porque el caño te da en todos los rápeles. Con este nivel es más espectacular que peligroso, pero no os despistéis. Los equipamientos en los rápeles serios están con spits, pero son la mayoría naturales, así que revisar el estado. Los escapes son obvios a la derecha, quitando los trozos mas encajonados, donde no hay manera de salir sin escalar. Un barranco muy recomendado!. Más fotos en flickr.