Barranco Frecha de Mizarela

Croquis original del EC-DC aqui.

Y después del Barranco del Frades nos fuimos a buscar el siguiente objetivo... la Frecha de Mizarela. Este es una cascada de 85 metros que es lugar turístico y todo para ver el salto, por lo que la verdad, promete. Así que tiramos para allá, acampamos en un área de descanso muy bien equipada, y tras huir de la zona del camping (que parecía sacada de un capítulo de The Walking Dead) nos preparamos una cena por todo lo alto: el chef Valadés nos cocinó un arroz caldoso que hizo que chupáramos el bol, y con esas mismas nos fuimos a la cama, esta vez sin vampiros colgando del techo de la furgo ni ruidos raros.

Con estas vistas, cualquiera duerme mal.

Tras levantarnos y comprobar que los perros portugueses son al menos tan feos como los mismísimos portugueses, le dimos de desayunar a Ricardo, el perro portugués patachula, nos preparamos, y mientras un señor montaba una barbacoa (con manta, toalla y demás cosas portuguesas colocadas por allí) y nos ponía música portuguesa, desayunamos y nos fuimos para Mizarela.

Ricardo, el perro come-bizcochos sin azúcar

Este barranco no tiene pérdida, porque el salto se ve perfectamente desde la carretera. Lo suyo es dejar todo el material en el mirador, y bajar el coche abajo. Y cuando digo abajo, es ... al infierno, porque la carretera baja como si no hubiese un mañana a base de horquillas locas. Se viene Dani y hacemos el retorno zaragozano, es decir, corriendo. Si lo del Frades era una carrerita de 2 Km mas o menos picando cuesta arriba, esto era el Kilómetro Loco Vertical de Mizarela. Vaya reventón. Pero bueno, subimos y para allá que vamos.

Dani y Jessi arrimándose a la cabecera del 85

El barranco mola bastante, porque empieza hardcore: 50 + 35. Hay una reu intermedia que vio bien Jessi, pero con 60 metros llegas a la buena de la repisa. Jessi me esperó en la itermedia (clavo + parabolt), se aseguró que llegaba, tiramos su cuerda y seguí bajando. Otros chavales que vienieron después tuvieron que hacer alguna cosilla para llegar, porque se quedaron un pelin cortos. Y hombre, a esas alturas ya impresiona un poco.

Jessi empezando el 50

Dani contempla el 85 en todo su esplendor.

A medida que vamos bajando el barranco va perdiendo altura y se va abriendo, aunque dada su naturaleza granítica la verdad es que está bastante encajonado, es un barranco muy bonito estéticamente, con algunos resaltes bastante chulos, como el de la siguiente foto con reunión con salida loca.

Jessi hace el resalte como una jefa.

Mas o menos a partir del resalte de la siguiente foto, el barranco pierde gradiente y nos toca andar por el río hasta llegar al pueblo donde dejamos el coche (otra vez no tiene pérdida, porque cuando llegas al puente hay que salirse del río, y solo hay un puente). Menos mal que esta vez se anda mucho mejor por el río, y aunque el final se puede hacer un poco largo, ni tiene ni punto de comparación con el del día anterior.

Bea decidiendo que por el caño mola más.

Como no puede ser de otra manera, terminando me peto el tobillo de siempre (cohete!) pero parece que no ha sido nada serio. Subimos, nos quitamos las cosas, salvamos a unos niños que pretendían subir la cuesta a las dos de la tarde con toda la calorina... y a comer. Odisea para comprar pan (Portugal es donde ruedan la serie de los zombies) pero por contra tienen unas áreas para comer que flipas, todas con agua potable, banquitos y barbacoas. Y con eso y un bizcocho, para los Madriles... Este si que es una joyita que merece hacerse... no solo por el 85 que es chulo (y no muy complicado, ya que al ser granito tiene tendencia a arramplarse, aunque la parte inferior escurre mucho), sino por todo el conjunto del barranco. Todas las fotos en el album de flickr